Ayer viernes, el Ayuntamiento de Salamanca abordó en su pleno municipal el impacto que los eventos, especialmente los conciertos de las Ferias y Fiestas, están teniendo en la Plaza Mayor, uno de los monumentos más representativos de la ciudad, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y núcleo de su título como Patrimonio de la Humanidad. El Grupo Municipal Socialista impulsó la revisión del reglamento de uso de este espacio con el objetivo de reforzar su protección, en un contexto de creciente preocupación por el daño potencial que estos actos multitudinarios pueden generar.
El debate llega tras los recientes conciertos de septiembre, donde se superaron los 100 decibelios, un nivel de ruido que ha encendido las alarmas por su posible impacto sobre la estructura de la plaza. Coincidiendo con la preocupación general por su conservación, el pleno ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la gestión de este espacio.
Un uso intensivo sin estudios de impacto
Actualmente, aunque la normativa municipal exige permisos para cualquier evento que se celebre en la Plaza Mayor, las Ferias del Libro y los conciertos de septiembre están exentos. Sin embargo, la plaza se ocupa dos de cada tres días del año. Este uso intensivo, sumado al paso constante de camiones para tareas de carga y descarga, el montaje y desmontaje de escenarios, y la instalación de graderíos, supone un desgaste evidente tanto en el pavimento como en la estructura arquitectónica.
Uno de los puntos críticos debatidos fue el concierto de las Ferias y Fiestas, que coincidió con la suspensión de recitales en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid por problemas similares de volumen. Mientras que en Salamanca se superaban los 100 decibelios, no existía un protocolo para controlar el ruido y las vibraciones en la Plaza Mayor. Esto ha motivado que el Grupo Socialista solicite la realización de un estudio de impacto específico que evalúe estos factores y su influencia en la conservación del monumento.
La concejala socialista Elvira Sánchez señaló que «no hay un estudio que mida el impacto que los eventos producen en el monumento ni que ponga límites a los decibelios, como sí ocurre en otros monumentos históricos de ciudades con un patrimonio similar». Los socialistas consideran que esta ausencia de medidas preventivas es irresponsable, sobre todo cuando la actividad en la plaza ha aumentado considerablemente en los últimos años.
Propuestas para preservar el patrimonio
El Partido Socialista defendió durante el pleno la necesidad de un protocolo que regule de forma más estricta qué eventos pueden celebrarse en la Plaza Mayor, además de la realización de un estudio de impacto acústico y de cargas. Actualmente, no consta la existencia de evaluaciones técnicas sobre los efectos de estos eventos en la estructura de la plaza.
Asimismo, el grupo socialista recordó que hace siete meses ya propusieron un Plan Director para solucionar problemas visibles como manchas, grietas, humedad en la fachada y goteras. Sin embargo, dicha propuesta fue rechazada por el Partido Popular. “En un momento en el que se conmemoran los 300 años de la muerte de Joaquín de Churriguera, resulta imperativo reforzar la protección del legado que su familia dejó en Salamanca”, afirmó Sánchez, refiriéndose al célebre arquitecto que dio forma a la Plaza Mayor.
Un debate en curso
Aunque ayer se discutieron las propuestas socialistas, el futuro de la Plaza Mayor sigue siendo un tema abierto. La alta frecuencia de eventos y la falta de controles rigurosos preocupan no solo al PSOE, sino también a otros grupos políticos como Vox, que ya había planteado anteriormente preguntas sobre el impacto de los conciertos y solicitó información sobre los efectos del ruido en la plaza.
El equilibrio entre la conservación de este patrimonio histórico y su uso como espacio central de la vida cultural de la ciudad sigue siendo un desafío. El pleno de ayer ha vuelto a subrayar la importancia de buscar una solución que permita proteger este monumento, sin renunciar a que siga siendo un lugar de encuentro y celebración.
La Plaza Mayor, joya arquitectónica y cultural de Salamanca, requiere de medidas urgentes que garanticen su conservación para futuras generaciones. Lo que está en juego no es solo la protección de un espacio monumental, sino también la identidad histórica de la ciudad.